Laico comprometido de la Diócesis de Maracay, Venezuela, cantautor y músico, director del ministerio de evangelización multimedia PROEM.

Testimonio:

¡Gracias a la música me encontré con Dios!

    En casa de mi abuela había un piano y desde muy pequeño por mi cuenta comencé a estudiar música.

Cuando cumplí 15 años aprendí a tocar guitarra y escribí mis primeras canciones. La música se convirtió en más que un hobbie, era mi compañera en todo lo que hacía y terminó siendo el camino que me llevó ¡a mi encuentro con Dios! A mis 18 años, en medio de una encrucijada en mi vida, comenzó mi búsqueda. Crecí en una familia dividida y aunque siempre conté con mamá y papá, muchos miedos y complejos anidaron en mi corazón. Ya estando en la universidad experimenté un vacío enorme en mi vida, nada de lo que hacía calmaba mi ansiedad, aún rodeado de personas experimentaba una extraña soledad.

    En esa época un amigo me invitó a colaborar en la dirección musical del coro de su parroquia durante la Navidad y el 24 de diciembre canté por primera vez una canción a Dios. El gozo, la alegría y paz de ese momento marcaron para siempre mi vida. Comencé a experimentar que cuando cantaba a mi Dios el sentimiento de vacío era superado por una emoción y placer que permanecía por días. Fue así que decidí asistir a mi primer retiro llamado “Encuentro: Hijos de hoy, Padres del Mañana”, y durante ese fin de semana experimenté un genuino encuentro personal con Dios; sané y me liberé de muchas cosas que venía arrastrando desde niño que no me dejaban ser libre. Ese fin de semana volví a nacer. Ya han pasado 12 años desde ese encuentro y han sido los mejores. Dios ha ido desde entonces moldeándome, corrigiéndome y acrecentando mi fe, dándole sentido y un propósito firme a mi vida.