Luis Alfredo

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Luis Alfredo Díaz-Britos vive más o menos instalado en Los Cabos, España, debido a sus frecuentes viajes, junto con Montse Pons, su mujer, y sus dos hijos. Nació en Uruguay, y desde que de pequeño descubrió una canción sobre "Dios y la vaca" disfruta y trabaja por una música religiosa que acerque al Creador al día a día.

A los 15 años graba su primer disco, ya con algún tema propio. Y a los 18 llega a Europa en el boom del "movimiento de Jesús", los musicales Gospel y la ebullición del postconcilio. Entra en contacto con los primeros grupos cristianos de rock de EE.UU., la música carismática y los festivales que empezaban. Así creció el deseo de dedicarse a tiempo completo a la música cristiana, hasta realizarlo muchos años después. ¿Trabas? Muchísimas. "Una de las mayores -explica Luis Alfredo- es la inercia. Tener que convencer a la gente de algo tan obvio como la importancia de la música para la comunicación, en especial con jóvenes, desgasta".

Ésta barrera tiene su raíz, entre otras cosas, en la confusión entre música litúrgica y extra-litúrgica. El cantautor, delante de una taza de té, lo explica: "Un compositor cristiano puede hacer música secular de valores sin necesidad de decir ´Jesucristo´, y te aseguro que con tantos mensajes negativos que hay se nota cuando alquien es positivo. Eso sería la pre-evangelización, por ejemplo. Puede haber otro artista con una llamada a un trabajo más apostólico con letras explícitamente evangelizadoras. Ése sería un predicador a través de la música, y muchas de sus canciones sirven para la radio, catequesis o clases de religión. Por otra parte hay la música de uso interno eclesial, que comprende los cantos de alabanza y oración, y la extríctamente litúrgica para las celebraciones". En todo caso, el artista cristiano es "un altavoz que puede vehicular fe, esperanza y alegría a miles de personas". A la vez, vive como puede. Hay comunidades que mantienen a sus cantantes, y cantantes que mantienen comunidades.Mientras se profundiza en el sentido de responsabilidad compartida, en el cuidado de los creativos cristianos, Luis Alfredo sueña conque los artistas cristianos "puedan presentarse, para empezar, con normalidad en las parroquias, colegios y seminarios, y tener más presencia en las radios eclesiales y en las fiestas pastorales, y luego en el mundo secular".

Para adoptar un instrumento concreto a esta labor, crea el Multifestival David en 1986 como "un resumen de lo mejor que pasa durante el año, y donde la gente muestre sus creaciones para favorecer la inspiración mutua". Tras 15 años se siente satisfecho porque ha suscitado otros festivales dentro y fuera de España, aunque asegura que "se necesita romper aún muchos techos", y que, a pesar de que se ha hecho mucho, "todo está por hacer".


Algunas de sus canciones son:


AlbumCancion

(No especificado) Gracias (3:04)
Los Bárbaros cabalgan de nuevo (3:21)
Una Casa vacia (4:09)


Cambia tu vida para cambiar el mundo
Cambia tu vida para cambiar el mundo (6:56)
Segaré (4:57)


Concierto en la Habana
No fijeis los ojos (2:01)
Si me das la mano (3:45)


Creo
La gente camina (6:23)
Pajarillos del campo (3:57)


En concierto desde Santo Domingo
Heroe Anónimo (5:42)
Tiempo (5:16)


En vivo en la Basílica de Guadalupe
¿No estoy yo aquí? (3:47)
Descansaré (4:36)


Iguales y Diferentes
El Gusano viajero (5:59)
Un tazón de caldo (4:29)


Madre Teresa
El fruto del silencio (3:29)


Mi vocación es el Amor
Lo que Agrada a Dios (3:10)
No quiero ser santa a medias (4:31)