EMAUS (4:40)


Íbamos dos camino de Emaús,
entristecidos, discutiendo,
y sucedió que vimos a Jesús
y no supimos conocerlo.

Él preguntó: "¿Qué cosas discutís?".
Dijimos: "Lo del Nazareno.
Muerto en la cruz en plena juventud…
¡aún no podemos comprenderlo!

¡Era él el Mesías de Israel!
Muchos llegamos a creerlo.
Y ahora, ¿qué?
Ya hace tres días que fue
sacrificado por el pueblo.

Él respondió que así debía ser,
que estaba escrito su tormento,
y reavivó nuestra apagada fe:
el corazón ardía por dentro.

¡Quédate con nosotros, quédate
Ven, y comparte nuestro techo.
¡Quédate con nosotros! ¡Quédate!
La oscuridad está cayendo.

Él sonrió, y entró para cenar.
Partiendo el pan y bendiciendo
nos lo entregó, diciendo nada más:
"Tomad, comed, esto es mi cuerpo"

Y después ya no le pudimos ver,
pero sabíamos que, dentro,
Él está con nosotros; y esta vez,
resucitado de los muertos.

¡Quédate con nosotros! ¡Quédate
y cúranos, que estamos ciegos
para ver con los ojos de la fe!
Así te reconoceremos.

Quédate con nosotros a comer,
reanima nuestro desaliento.
Quédate con nosotros, quédate…
y deja que se pase el tiempo.